Funcionalidad específica: El software se ajusta a las necesidades exactas del cliente, sin funciones innecesarias que podrían complicar su uso o aumentar el costo.

Optimización de procesos: El software se diseña para optimizar los flujos de trabajo y mejorar la eficiencia operativa de la empresa.

Escalabilidad: El software puede crecer y adaptarse al ritmo de la empresa, permitiendo la incorporación de nuevas funcionalidades en el futuro.

Seguridad: El software a medida se desarrolla con las medidas de seguridad adecuadas para proteger la información sensible de la empresa.

Propiedad intelectual: El cliente posee los derechos de propiedad intelectual del software, garantizando su control total sobre la herramienta.